La Transferencia de Tecnología en la Industria farmacéutica: la delgada línea entre el Negocio y el área Industrial
La Transferencia de Tecnología en el sector farmacéutico tiene un valor intrínseco indudable desde el punto de vista técnico como parte del Ciclo de Vida de los productos.
Todos los productos comercializados han sufrido en algún momento la necesidad de ser transferidos a nuevas instalaciones, ya sea en un proceso de escalado desde el área de I+D al industrial, o bien desde una instalación industrial a otra durante su producción en rutina.
En todos estos casos, la Transferencia de Tecnología aporta un valor incalculable a la hora de identificar de manera positiva las fortalezas y debilidades de los productos, incrementado el conocimiento técnico sobre ellos y garantizando una buena estrategia de control en las fases posteriores de su producción y análisis.
No es sin embargo tan evidente el enorme valor que la Transferencia de Tecnología ofrece como elemento “bisagra” y conector entre el ámbito industrial y de negocio de las compañías.
Debido a la posición estratégica que esta disciplina ocupa dentro de las actividades y operaciones que se producen en un proyecto de esta índole, le permite interaccionar con todas las áreas y departamentos vinculados a una instalación fabril, al mismo tiempo que participa directamente en la evolución y desarrollo del negocio por la incorporación de nuevos productos a la cartera de su compañía.
Esta situación facilita que los profesionales dedicados a la Transferencia de Tecnología tengan una visión transversal y completa del funcionamiento de una compañía, de sus flujos, de sus procesos y de cómo se interrelaciona la estrategia empresarial con la realidad en la planta productiva.
Pero más importante que tener esa visión y comprensión de esos dos universos que no siempre se dan la mano, el principal valor intangible que la Transferencia de Tecnología puede proporcionar es el modo en el que, desde su posición, puede ejercer una función de conexión, haciendo que los intereses y necesidades de negocio sean escuchados y entendidos en fábrica y viceversa, eliminando o amortiguando los problemas de alineamiento entre ambos.
Esa labor de fusión, en la que es esencial mantener un elevado nivel de empatía profesional, en la que se borren todas las “zonas grises” de comunicación ineficiente y falta de claridad en las responsabilidades de cada uno, puede y debe ser ejercida por el profesional dedicado a la Transferencia de Tecnología.
En la actualidad, existen compañías en las que esta labor de conexión no es realizada por ningún agente o actor dentro de su organización, bien porque debido a su modelo de negocio no requiere de un grupo especializado de gestión de proyectos de Transferencia de Tecnología, o bien porque aun teniéndolo no ejerce están función de “pegamento” interno y se centra en su funcionalidad técnica.
Desde estas líneas animo a que cualquiera que sea la situación, se desarrolle una política orientada a que los profesionales dedicados a la Transferencia de Tecnología tengan dentro de sus funciones y objetivos ejercer las actividades mencionadas en este artículo para mejorar de manera sustancial el conocimiento interno integral de las actividades que se desarrollan dentro de una compañía.