
Si Ivy Lee levantara la cabeza
Me atrevería a decir que, si algo estamos aprendiendo a lo largo de esta pandemia, desde sus comienzos hasta esta segunda ola, es el importantísimo papel que juega la comunicación en todo lo que se refiere a salud pública.
La comunicación juega un papel transcendental en todos los temas relacionados con la salud y la prevención por la extrema sensibilidad que tiene la audiencia sobre el tema que estamos comunicando.
Cuando Ivy Lee, a comienzos del siglo XX, asumió la comunicación de acontecimientos que desestabilizaban la sociedad de aquella época (huelgas del carbón unidas a fuerte represión policial o el descarrilamiento de un ferrocarril símbolo del progreso industrial) marcó unas pautas claras de cómo se debía trabajar estas situaciones desde el punto de vista de la comunicación, fórmulas muy extensibles a las campañas de comunicación en el campo de la salud y prevención.
1.- Aportar máxima información
2.- Evidenciar la transparencia
3.- Atender a todos y cada uno de los públicos alrededor de la campaña
4.- Liderar la comunicación para evitar que otras agentes ocupen ese territorio
5.- Abrir el máximo número de canales de comunicación para que ni el espacio físico, ni el canal supongan un freno a la interacción
6.- Entregarnos a la conversación, sin ella no hay comunicación.
Las empresas farmacéuticas deben asumir estos principios con la máxima celeridad y responsabilidad debido a su posicionamiento en la cadena de valor.
Si Ivy Lee levantara la cabeza vería en las redes sociales su Nirvana:
1.- Un espacio donde exponer toda la información generada alrededor de la empresa, el producto, los servicios, etc. y en tiempo real.
2.- Un espacio que solo tiene sentido y que nace desde la conversación con cualquier público alrededor del tema (medios de comunicación, profesionales de la salud, farmacéuticos, pacientes, familiares de pacientes,…).
3.- Un espacio donde nuestra comunicación debe liderar esas conversaciones sobre salud y prevención ya que se crean en estos medios sociales y si no intervenimos en ellas, generaran desinformación.
Las grandes empresas americanas de primeros del siglo XX lo tuvieron claro y entregaron las llaves de su comunicación a personajes como Ivy para que hiciesen de sus logros y sus fracasos una campaña en sí misma. Hasta el mismo Rockefeller contrató a Lee para mejorar su imagen pública ante sus clientes, trabajadores y accionistas.
La pandemia actual obliga, incluso moralmente, a las empresas farmacéuticas a comunicar más que nunca. Con mayor intensidad y con mayor transparencia.
Nunca antes la comunicación en salud y prevención tuvo tanta importancia como la que está teniendo en estos días. El Covid-19 deja en la sociedad una clara secuela de preocupación por la salud pública y una clara necesidad de prevención en cada uno de nuestros momentos del día y de la vida.
Por eso las empresas farmacéuticas deben tener más presencia, más fuerza que en cualquier época anterior. No pueden o no deben reducir la intensidad ni la presencia en los espacios donde se está generando la conversación, donde confluyen médicos y pacientes, no deben tener miedo a que la opinión publica se exprese, a hablar y concienciar de lo que ocurre. Es un riesgo que hay que empezar a correr por que…simplemente hay que estar donde hay que estar.