Cultura empresarial flexible y dinámica para absorber los impactos del entorno. Ramón Albujer Bascompte
RAMÓN ALBUJER BASCOMPTE
ALUMNO MBA BARCELONA
El mundo en el que vivimos se está viendo sometido a grandes cambios, con una cadencia cada vez más trepidante y un ritmo más rápido. El mundo sigue acelerándose y arrastra a los sectores más punteros, como son la industria tecnológica y la farmacéutica en esta inercia de cambio. Esto exige respuestas cada vez más rápidas y contundentes por parte de las empresas para adaptarse a este medio tan volátil. Así pues es necesario que la cultura empresarial sea flexible y dinámica para poder absorber los impactos del entorno.
Los tiempos de la estabilidad y regularidad quedan definitivamente atrás para dejar paso a la plasticidad y adaptabilidad.
Es por ello que creo que los principales retos a los que la industria farmacéutica deberá enfrentarse son:
Una población en constante expansión demográfica y envejecimiento paulatino que llevará a un gran incremento del mercado. La industria deberá adaptarse a la creciente demanda de medicamentos que además de aumentar en volumen también lo hará en diversidad debido a la aparición de nuevas enfermedades y la existencia de enfermedades minoritarias. Esto dará pie a una especialización técnica de las compañías hacia patologías o áreas concretas o productos determinados, en contraposición al amplio espectro de productos con el que la big pharma ha trabajado clásicamente.
Una crecida del mercado que no podrá ser absorbida por los gobiernos. Ya hoy en día las instituciones tienen problemas para financiar todo el arsenal de medicamentos necesarios en la sociedad, y eso no hará sino ir en aumento, de forma que una mayor carga de compra deberá recaer en el paciente. Eso requerirá un cambio radical de enfoque de venta hacia las necesidades y posibilidades específicas del paciente dando lugar a una atención mucho más individualizada que se llevará a cabo mediante una mayor diversificación de las empresas cara al cliente. Si hasta ahora solo había las empresas que vendían a instituciones y las que vendían directamente al paciente, ahora habrá un mayor enfoque hacia pacientes de distinto poder adquisitivo y distintas necesidades, creando otro nivel de especialización de las empresas.
Una necesidad de intervención de las empresas privadas en políticas públicas. La incapacidad por parte de los gobiernos de financiar toda la cuota de mercado lleva a la necesidad por parte de las empresas de hacer una aportación de valor a la sociedad, dando facilidades tanto a pacientes como a instituciones, demostrando que los medicamentos dan resultados sólidos, haciendo el tratamiento más llevadero para los pacientes a la vez que reduce el coste para el sistema sanitario, y aportando un valor añadido global a la sociedad.
La caducidad del modelo competitivo en favor a un modelo cooperativo. Debido a la gran crecida de mercado que se está experimentando y que se acerca, seremos testigos de una industria cada vez más diversificada y especializada que compite menos entre sí y colabora para crear un valor mayor. Las alianzas estratégicas serán clave para el desarrollo de nuevas tecnologías, que beneficiarán a distintas empresas por separado, dando un mayor beneficio a la sociedad. El hecho de tener un nicho de mercado propio permite tener que dedicar menos esfuerzos a luchar contra la competencia y poder dedicarlos a ofrecer un mejor servicio.