El creciente valor de la innovación. Pedro Fontana Gregori
PEDRO FONTANA GREGORI
ALUMNO DEL EXECUTIVE MBA EN INDUSTRIA FARMACÉUTICA Y BIOTECNOLÓGICA (MADRID)
La industria farmacéutica y biotecnológica vive una era sin precedentes…
Las compañías se enfrentan a una fuerte caída de sus márgenes como resultado de las continuas reducciones de los precios de los medicamentos -introducidas por las distintas modificaciones legislativas en aras de contener el gasto sanitario- y a una merma de sus recursos líquidos ante los dilatados plazos de pago que está aplicando la Administración a sus proveedores.
En un marco de elevada incertidumbre política y en el que la administración sanitaria adopta el doble papel de regulador y principal cliente, y por tanto agrupa objetivos de orden social y económico como la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos o el de garantizar la sostenibilidad financiera del gasto sanitario, se acrecienta la presión por demostrar el valor de la innovación. Esto lo vemos en que los reguladores e inversores están demandando más y mejores pruebas sobre la efectividad de los componentes de los medicamentos, lo que implica, una mayor dilatación en el tiempo de las fases de desarrollo y un incremento de los costes en esta etapa del proceso. Todo lo cual, aumenta el riesgo inherente de las inversiones en I+D, que ya de por sí tiene bajas probabilidades de éxito de sus resultados, y que a su vez, constituye una variable fundamental para el crecimiento y la recuperación económica.
Se evidencia, por tanto, la necesidad de instrumentalizar una política integral de innovación, en la que no sólo se contemplen facilidades de financiación o mecanismos alternativos para la misma, sino también medidas dirigidas a mejorar las infraestructuras de I+D, a potenciar las relaciones entre los centros de investigación y las empresas, a estimular la cooperación entre estas últimas, a incentivar la contratación de investigadores para impedir la fuga de capital humano y a garantizar la protección de la propiedad o a reducir el número y el tiempo de determinados trámites burocráticos.
En general, el ecosistema sanitario se encuentra inmerso en un proceso de grandes cambios marcados por la globalización y el incremento de la competitividad -debido a la creciente importación de productos procedentes de China, India, Brasil o Rusia-, la rápida consolidación y concentración de la industria, la aparición de nuevos stakeholders, el desarrollo de nuevos campos terapéuticos y tecnológicos, el rápido desarrollo del mercado de genéricos, el envejecimiento de la población, la reciente entrada de los biosimilares al mercado, y la evolución de la sanidad pública hacia 17 realidades singulares, fruto del proceso de traspaso de competencias a las CCAA.
En definitiva, una situación desafiante para la industria, que va a tener que seguir apostando por la optimización del acceso y la innovación como palancas de crecimiento.
Y es que hasta ahora, las compañías han concentrado sus esfuerzos en el aumento de la productividad a través de la reducción de costes, la mejora de la eficiencia en los procesos, o incluso con la introducción de fórmulas de colaboración público-privada con implicación asistencial y la tendencia a modelos que transfieren el riesgo de financiación.
Sin embargo, el ritmo del cambio es incesante y todas las medidas son pocas…
En este sentido, la tecnología jugará un papel muy relevante en el corto y medio plazo. Pronto veremos cómo se proporcionan opciones de diagnósticos menos invasivos, más convenientes y en tiempo real, mediante el uso de smartphones, dispositivos portátiles y de muy bajo coste. Veremos, si no lo estamos viendo ya, como la medicina tradicional evoluciona hacia un modelo de medicina personalizada en la que la transformación digital y el aprovechamiento del Big Data tendrá mucho que decir…y todo ello influirá en cómo se desarrollan nuevos fármacos y cambiará la forma en cómo los pacientes y el resto de stakeholders, utilizan los medicamentos.