Sostenibilidad del Sistema Nacional de Sanidad (SNS). Laia Gil Molas
LAIA GIL MOLAS
ALUMNA MBA BARCELONA
Sostenibilidad del Sistema Nacional de Sanidad (SNS)
El gasto en la prestación farmacéutica pública tiene un límite y por eso se tiene que procurar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Sanidad (SNS). Además, el SNS es el principal cliente de la industria farmacéutica; así, es innegable que la industria tiene el reto de contribuir a su sostenibilidad.
El modelo propuesto a continuación comprende de una serie de propuestas que engloban la racionalización en el gasto de compra de medicamentos, un balance entre fármacos innovadores y genéricos, acuerdos de riesgo compartido, centralización del SNS, potenciación de la innovación de biosimilares, gestión de los pacientes crónicos y figura de Market Access.
Un punto clave de mi propuesta de modelo sostenible del SNS es la racionalización en el gasto de compra de medicamentos, por ejemplo, a través de copagos y aumento de genéricos. De todas formas, si la única vía de trabajo es la austeridad, se corta la innovación. Sin este aspecto, la industria farmacéutica puede vivir. Es esencial que haya un balance entre el gasto público en fármacos innovadores y los genéricos. En los últimos años en España se ha aumentado mucho el lanzamiento de fármacos innovadores y, por consecuencia, de elevado precio. Actualmente hay modelos IMP (Innovative Model Pricing) para marcar el precio según su coste-efectividad y valor terapéutico según indicación y pacientes. No obstante, el mercado en España se encuentra más desviado hacia fármacos innovadores que en otros países europeos, y pienso que hay que equilibrar el balance hacia fármacos genéricos para una mayor sostenibilidad. Por otra parte, creo que hay que instaurar condiciones de copago donde quién tenga más, contribuya más en la compra de un medicamento.
Por otra parte, los acuerdos de riesgo compartido ya se han llevado a cabo en algunas CCAA de España para alinear los objetivos entre el financiador-regulador (estado) y las compañías farmacéuticas. Se trata de acuerdos para compartir los riesgos que conlleva todo el proceso hasta la obtención de los resultados; por parte de la compañía (riesgos comerciales y clínicos), por parte del financiador (su sostenibilidad, financiación, distribución) e incluso por parte del paciente y la sociedad (acceso a la innovación, beneficio salud). Creo que es otra estrategia fundamental para una mejor sostenibilidad del SNS, y que además aporta claramente una relación win-win de las dos partes, pasando a ser colaboradoras entre sí.
El caso que los acuerdos de riesgo compartido no se estén aplicando en ámbito estatal es solo un ejemplo de una mala alineación entre las distintas CCAA. Pienso que es necesaria una centralización del SNS; hay muchas grietas en inversiones desalineadas, planes estratégicos muy distintos, modelos de financiamiento totalmente diferentes y muchos aspectos más que perjudican a la sostenibilidad del SNS.
Como se ha comentado anteriormente, hay que potenciar la innovación, aunque sin romper el balance del mercado de fármacos genéricos – fármacos innovadores. Concretamente, creo que hay que apostar por la innovación de los biosimilares ya que contribuye doblemente a la sostenibilidad del SNS. Esto es así porque tienen un menor coste que los tratamientos biológicos originales, y además pueden contribuir, por consecuencia, que estos también bajen su precio. Opino que crear un entorno atrayente para la inversión en biosimilares es responsabilidad tanto de la industria farmacéutica como del estado. Las políticas de fomento de los biosimilares deben requerir una importante inversión para su desarrollo y comercialización, que tendrá sus repercusiones económicas a largo plazo. Además, más que forzar su prescripción, creo que hay que ayudar a los médicos a aumentar su conocimiento y confianza hacia los biosimilares. Finalmente, puntualizar la necesidad de transparencia en este cambio de modelo para contribuir a una imagen más limpia, íntegra y no corrupta de la industria farmacéutica.
Un aspecto que deteriora actualmente la sostenibilidad del SNS es el aumento de pacientes con problemas crónicos de salud. Estos son los dominantes en la actualidad, hecho derivado de una sanidad pública de mayor calidad y por un aumento de la esperanza de vida. El SNS ha tenido que adecuar sus estructuras y financiación a esto, gestionándose de una forma óptima para poder cubrir la salud de estos enfermos sin perder su propia sostenibilidad. Un modelo de estratificación del riesgo que me ha llamado mucho la atención es la pirámide de Kaiser. Esta forma de gestión no es más que una reorganización del SNS actual, sin implicar una inversión desorbitada. Además, implica el paciente en la gestión de su enfermedad.
Estratifica los pacientes en cuatro clases:
• Población general: prevención, sin riesgo.
• Pacientes crónicos: soporte de la auto-gestión. Con 1-2 enfermedades crónicas, bajo riesgo.
• De alto riesgo: gestión de la enfermedad tanto en auto-cuidados como en cuidados profesionales. Con 3-4 enfermedades crónicas, alto riesgo.
• De alta complejidad: gestión principalmente profesional. Pacientes con mucha carga de fragilidad y comorbilidades (más de 5 enfermedades crónicas).
La idea es implementar un modelo donde los pacientes crónicos se mantengan en la zona de auto-cuidados (crónicos / de alto riesgo). Para potenciar la gestión desde el propio paciente, será clave el papel de la enfermera, del farmacéutico y de la industria farmacéutica. Creo que las compañías pharma tienen que contribuir a la implementación de estos modelos, por ejemplo, a través de la creación de apps que ayuden al autocuidado del paciente o con formaciones de pacientes y enfermeras. Como se ha comentado anteriormente, las compañías farmacéuticas tienen un gran interés a la sostenibilidad del SNS ya que es su principal cliente.
Otro aspecto fundamental para contribuir a la sostenibilidad del SNS, es el profesional de Market Access de la industria farmacéutica. Es así porque esta figura tiene un gran conocimiento del sistema sanitario y es el principal interlocutor con el estado, el principal cliente de la industria farmacéutica, como se ha repetido antes. En definitiva, el profesional de Market Access es y será fundamental para la sostenibilidad del SNS, por ejemplo, en negociaciones de precios y reembolsos, o en propuestas de alternativas con el estado.
En conclusión, hay que procurar mantener la sostenibilidad a través de la implementación de distintas medidas desde muchas áreas, tanto desde el propio SNS como desde la industria o el paciente, para racionalizar el gasto en la prestación farmacéutica publica sin perder calidad.