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Las reformas necesarias en el sistema sanitario. Joel Joan Catalina Hernández

28/12/2016 Blog

Las reformas necesarias en el sistema sanitario. Joel Joan Catalina Hernández

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JOEL JOAN CATALINA HERNÁNDEZ

ALUMNO DEL MBA BARCELONA

Las reformas necesarias en el sistema sanitario.

La Constitución Española garantiza una sanidad gratuita y universal para todos los españoles y sus residentes. Según estudios europeos y mundiales, España se sitúa entre los mejores países en cuanto a modelo y cobertura sanitaria. A destacar también que nuestra esperanza de vida es la más alta de Europa. Ello va acompañado de un gasto sanitario que se ha ido reduciendo des del año 2009 hasta llegar a un 6,29% del PIB y un modelo que a raíz de la crisis de los últimos años se ha rebelado ineficiente y muy costoso. Ante esta realidad, solo cabe abrir un debate implicando a la comunidad sanitaria y a la sociedad en general para analizar el actual sistema y sugerir no un nuevo modelo, pero si reformas que actualicen el existente.

A pesar de que como ya se ha dicho, España dispone de una sanidad comparable a la de los mejores países europeos y de contar con profesionales reconocidos internacionalmente, sigue afrontando problemas importantes. Uno de los principales son las largas listas de espera para determinadas pruebas e intervenciones, lo que provoca que muchos ciudadanos contraten un servicio privado. De este modo el sistema público se ve aligerado pero a costa de que el ciudadano costee de su propio bolsillo un servicio que debería cubrir el sistema público.

Al mismo tiempo, la falta de coordinación entre asistencia primaria y especializada, con duplicidad de historias clínicas, pruebas diagnósticas y archivos entorpece la agilidad en la gestión. Así, los pacientes son derivados de un profesional a otro sin que haya comunicación entre ellos. 

Por otra parte, merece la pena resaltar que las comunidades autónomas tienen competencias en el desarrollo y la gestión de los sistemas sanitarios de sus territorios. De esta manera se explican las diferencias de atención médica dependiendo del territorio en que se residan. Incluso dentro de una misma comunidad autónoma hay diferencias importantes entre un centro y otro.

No obstante, uno de los problemas más graves es, en mi opinión, la excesiva politización de su gestión. Vemos que cada vez que se cambia de partido en el gobierno se cambian también los responsables de sanidad y no hay continuidad ni nadie que se atreva a acometer las medidas necesarias.

Finalmente, hay voces que reclaman un cambio en el paradigma de la visión de salud y de la sanidad a nivel global. Es innegable que gran parte de las enfermedades crónicas, como la diabetes, la obesidad, accidentes cerebrovasculares, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer que padecen los españoles son consecuencia, cuanto menos indirecta, de sus hábitos de vida.

Para dar respuesta a estas cuestiones, considero que hay que llevar a cabo reformas importantes en el sistema sanitario ya existente que sigan garantizando una sanidad universal para todos los españoles y sus residentes. Si bien es cierto que la sanidad actual se vende como gratuita, no debemos olvidar que la pagamos entre todos los españoles a través de nuestros impuestos y que muchos de ellos, además, hacen uso de servicios privados. Por ello, en primer lugar yo estoy a favor de aumentar el nivel de copago en el sistema sanitario español, sobretodo, pero no solo el copago farmacéutico. Eso sí, este aumento del copago debiera calcularse solamente atendiendo a la escala salarial de cada contribuyente y no tanto a la condición de población activa o pensionistas, de forma que se siga protegiendo la gratuidad para los más desfavorecidos imponiendo además un límite anual en función de la renta.

Aprovechando la existencia de estos servicios privados de forma paralela a los públicos, es un despropósito no aprovechar las sinergias que se podrían generar. Se debería promover una mayor colaboración público-privada de todos los recursos existentes evitando duplicidades.

Aumentar la coordinación es importante también entre la atención primaria y la especializada. La creación y aplicación de una base de datos a nivel nacional englobando los servicios públicos y privados donde se recoja toda la historia clínica de los pacientes se antoja una utopía deseable pese a las dificultades en el tratamiento de la información y una regulación legal que asegure la protección de datos de los ciudadanos.

Dicho lo anterior, considero que todas las nuevas reformas que afecten a la gestión de centros hospitalarios deberían contar con la participación de los profesionales de la sanidad para que fueran partícipes de las nuevas reformas y los primeros en defenderlas. Aún más, creo realmente necesario despolitizar la gestión de los sistemas sanitarios implicando en su gestión a los mismos profesionales sanitarios. Sin embargo, otro aspecto clase es implantar un sistema de evaluación periódica nacional que evalúe la calidad del servicio y realice un análisis económico. Con ello se tendría una visión global de la salud del sector que permitiría comparar experiencias y tomar las decisiones atendiendo a datos objetivos.

Otro aspecto que considero relevante tiene que ver con la gestión de las bajas de los trabajadores. ¿Por qué no aprovechar los seguros privados de salud de que ya disponen muchas empresas para gestionar sus incapacidades temporales? Este modelo, que se conoce como colaboración voluntaria, permitiría al sistema nacional ahorrar sustituyendo la asistencia de la seguridad social.

Respecto a las diferencias territoriales de las distintas regiones de España, también el estado debiera legislar para asegurar su integración y coordinación. Creo que habría que impulsar la creación y la promoción de centros clave altamente especializados en determinadas patologías donde fuesen derivados los pacientes de otros centros hospitalarios y así optimizar recursos a la vez que evitando duplicidades dentro de una misma zona de influencia.

Finalmente, considero que los gobiernos deberían llevar a cabo medidas a nivel más global, mucho antes de que se produzca la patología atacando directamente a la raíz del problema que, como comentaba antes, en muchos casos son unos hábitos de vida muy mejorables. Opino que es necesaria una actitud mucho más activa y legislar en favor de promover una vida más activa y saludable para todos los ciudadanos.

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