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El modelo sanitario español. Cristian Garrido Álvarez

14/12/2016 Blog

El modelo sanitario español. Cristian Garrido Álvarez

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CRISTIAN GARRIDO ÁLVAREZ

ALUMNO MBA MADRID

El sistema sanitario está formado por un conjunto de elementos interrelacionados entre sí y diseñados con dos objetivos principales: uno directo, que es la búsqueda del derecho a la salud en el paciente y el correspondiente diagnóstico; y otro indirecto, que reside en la resonancia de diferentes recursos que afectan a esa salud, como pueden ser la educación, la alimentación o el empleo.

 Este modelo influirá en los resultados sobre la salud de la población en forma de cinco pilares: la equidad, la eficacia, la eficiencia, la satisfacción y la universalidad. Partiendo de la base de que ningún modelo va a ser perfecto, existirán aquellos que den prioridad a ciertos puntos y que sean más modestos en otros.

Centrándonos ya en el modelo de nuestro país, lo primero de todo será definirlo y analizar su situación actual, para en segundo lugar establecer una serie de pautas que lleven a su mejoría, sin marginar el resto de pilares que lo conforman. No considero que la solución sea proponer un nuevo modelo cuando tenemos ante nosotros el mejor sistema de salud a nivel mundial. Bajo mi punto de vista creo que la mejor solución es partir del SNS del que disponemos actualmente y pulir ciertos puntos para su mejoría, tales como:

–           Aspectos que afectan a nuestra actualidad.

–           Aspectos que afectarán en el futuro debido a cambios tecnológicos, demográficos, etc.

El modelo sanitario español entra en el rango de los modelos mixtos; es decir, una equidad entre el modelo socialista y el modelo liberal de salud. Se caracteriza por:

Financiación a través de las AAPP, cotizaciones y tasas por la prestación de determinados servicios.
Asistencia sanitaria pública para todo el país, donde el acceso y las prestaciones sanitarias están disponibles de forma igualitaria para todos los ciudadanos.
Equilibrio entre la promoción y prevención de la enfermedad, y la atención primaria y especializada. Todo ello bajo la supervisión de altos niveles de calidad y cumplimiento.
La gestión de Asistencia Sanitaria queda relegada a las distintas CCAA, quedando el Estado con unas responsabilidades de organización, legislación y Sanidad exterior.

Centrándome ya en los aspectos a mejorar, me gustaría dividirlos en dos vertientes: dos de ellas más administrativas, y las otras dos relacionadas con la revolución tecnológica.

Uniformidad convertida en iniciativas locales. Para adecuar la asistencia a las necesidades del paciente debemos rediseñar los distintos servicios que actualmente suponen una barrera para la atención integral. Es por ello que se deberá incentivar el desarrollo de soluciones locales, lo cual afectará principalmente al papel de las AAPP, asumiendo éstas el rol de la gestión de los recursos y evaluación de resultados, y descentralizando de este modo la gestión actual.

Necesidad de un copago selectivo. Actualmente las restricciones presupuestarias obligan a priorizar las prestaciones en función de la relación coste/efectividad. Sin embargo, si en vez de pagar por los servicios superfluos en base a la última declaración de la renta se incorporase según el coste que haya supuesto al sistema dicho uso, se aseguraría una contribución más justa, permitiendo discriminar lo gravado de forma progresiva.

Sistema de prescripción y dispensación electrónica. La continua renovación de prescripciones farmacéuticas implica una mayor presión asistencial de los pacientes de atención primaria a los centros sanitarios. Con la implantación electrónica esta actividad administrativa se reduce, permitiendo una mayor movilidad de los pacientes en cuanto a información actualizada del consumo y gasto farmacéutico, posibilitando la gestión del uso racional de medicamentos. Además, se ha demostrado que la prescripción electrónica (frente a la manuscrita) reduce los errores y contribuye a la seguridad de farmacoterapia aplicada a los pacientes. Con esta prescripción es el médico quien escribe directamente en el programa informático, donde se registra la historia clínica de cada paciente.

Big Data y TIC. En relación con la propuesta anterior, actualmente existe una inmensa cantidad de datos acumulada por pacientes y centros sanitarios, ya sea en formato físico o electrónico. La solución que ofrece el Big Data y la Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) es la de organizar información de forma efectiva, integrando los datos electrónicos estructurados de hoy en día (ficha personal de paciente, historia clínica, etc.) con la información “oculta” en forma de recetas de papel, notas manuscritas o resultados de pruebas médicas. Económicamente, esta aplicación supondría un ahorro de unos 360 millones de euros mediante la mejora de la coordinación de la atención al ciudadano, la lucha contra los fraudes y abusos, y la reducción de ineficiencias administrativas y clínicas.

Bibliografía:

  1. Sistema Nacional de Salud España 2015. Accesible en: http://www.msssi.gob.es/
  1. Manifiesto FACME (Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas). Accesible en: http://ww.facme.es/
  1. Guía hacia la transformación digital: analizando el cambio. Accesible en: http://www.lantares.com/
  1. Agència Valenciana de Salut. Impacto de la receta electrónica y gestión clínica en los procesos farmacéuticos. Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios, 2010. Accesible en: http://www.ciegs.upv.es/
  1. Unidad de Medicina de Familia y Atención Primaria. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. UAM 2011. Accesible en: http://www.uam.es/docencia/ocw/cursos/
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