ESTOY VIVIENDO UNA SEGUNDA VIDA
En la universidad entré en Second Life. Mi intención era desarrollar un trabajo de fin de carrera impactante. Quería analizar cómo era esa segunda vida y sus aplicaciones para la publicidad.
Me entrevisté allí con un profesor de universidad, con su propia aula montada, que me habló de las posibilidades de conexión de un espacio sin fronteras que se puede visitar a cualquier hora y desde cualquier parte. Visité islas de marcas comerciales diseñadas en exclusiva para ellas por agencias americanas, que regalaban avatares, vales descuento y objetos de merchandising para la vida virtual. También pude hablar con una mujer que había conseguido hacer de la creación de ropa para avatares su medio de vida (y ganaba bien). “Si fuera por mí, no me desconectaba de Second Life”, me dijo. También tuve contacto, aunque no desde la plataforma, con una persona que editaba el código para crear terrenos de forma clandestina y venderlos posteriormente. No conseguí contactar, sin embargo, con otra que había logrado personalizar las posturas de los avatares para que tuvieran movimientos sexuales. Era 2009 y quedaba abierto un mundo virtual de oportunidades, tanto buenas como malas.
Second Life se lanzó en 2003 y a día de hoy sigue existiendo. Tras terminar mi investigación universitaria no volví a pisarlo. No me convenció. Era pintoresco y me generaba curiosidad, sí, pero lo miraba de esa forma en la que se mira a alguien extraño, hasta con pinta algo peligrosa. Era como esa persona por la que te cruzas de acera y que finges no ver, pese a que te digan que es interesante y que lo que tiene que contarte está bien. La gente que allí “vivía” (no hablo de marcas ni empresas, sino de personas) buscaba un mundo sin reglas donde ser alguien distinto y hacer lo que no se atrevían (o no podían) en la vida real. Las marcas buscaban estar primero donde creían que podría haber negocio. Eran dos cosas distintas unidas en algo que no cuajó del todo, al menos, para mí. La percepción de las marcas que continuaron en Second Life no resultó muy buena, según artículos posteriores y el propio declive de la plataforma.
Cuando comparto estas reflexiones, muchos compañeros me han respondido: “No era el momento adecuado”, “La tecnología no estaba lo suficientemente evolucionada”, “La gente no estaba preparada”.
Y ahora, que cada vez que alguien dice “metaverso” te inspira a poner los ojos en blanco, por la saciedad informativa que llevamos impuesta, me acuerdo de ese TFC y vuelvo a tener una segunda vida en el horizonte. ¿En qué va a cambiar? ¿Cuáles van a ser los periféricos y su precio? ¿Cuánta gente hay, en números reales, en el metaverso ahora mismo? Hay marcas que dicen que ya están en metaverso, como la española Zara (1), pero ¿dónde es eso? ¿ya nos podemos conectar todos, solo unos pocos…? Me acuerdo de la diseñadora de moda de Second Life y me pregunto si estará pensando en mudarse. ¿Ahora sí que es “el momento”?
Esther Lastra compartió en Marketing Directo, ya casi hace un año, concretamente el pasado 19 de enero, un artículo muy interesante y con el que sigo de acuerdo. En él, declaraba que este metaverso, este Second Life actualizado al que todos quieren volver a sumarse, sobre todo las marcas (pese a que Meta no ha conseguido frenar la caída de usuarios de Facebook y sus resultados negativos en Bolsa), “es un arma de doble filo”(2). Las marcas, según Lastra, están inyectando actualmente ingentes cantidades de dinero en plataformas y proyectos enfocados en el metaverso. Me fascina que, por ejemplo, Adidas, declaró que va a lanzar la marca en otro metaverso de The Sand (3). También está el metaverso de Microsoft, que probablemente se sume al de Meta. Ya no hay uno, sino varios a los que vamos a poder entrar… Y Lastra preguntaba, con una gran precisión a mi parecer, que si creemos encontrarnos en un mundo real que no pueda salpicar de sus miserias al virtual. Ella habla de temas éticos, de salud mental y medioambientales. Yo solo pienso en que tanto en el metaverso de Meta como en el de Microsoft, los avatares no tienen piernas ni nada de cintura para abajo, aunque los desarrolladores explican que puede que las tengan en futuras versiones (4). ¿Os imagináis estar reunidos y que de pronto un avatar pueda cambiar los movimientos de su avatar para acosarte?
Prudencia. Poca broma y mucha seriedad a la hora de hablar del metaverso y, sobre todo, de proponerlo. El metaverso no es nuevo. Nadie se acuerda de Second Life, al parecer, y la burbuja metaversiana crece y crece con el oxígeno que le insuflamos con tanto cacareo sobre sus grandes posibilidades y oportunidades. Pero sigo viviendo esa segunda vida donde lo que acabó siendo un edén era una especie de mundo informe, sin leyes ni reglas, una comunidad de personas que esperaban hacer lo que no podían en un paraíso virtual.
Es un concepto confuso al que damos alas a futuro, pero que no me acabo de atrever a verlo volar, y menos a sugerirlo en planes sin que esté definido y planteado de una forma menos abstracta, sin que sea algo creíble, cuantificable y tangible. No al menos, sin saber bien de qué estamos hablando (más allá de avatares sin piernas en mundos idílicos), cómo va a estar definido y regulado, y ya, si podemos, ponernos de acuerdo en dónde focalizamos, sin crear 20 metaversos por sumarnos al carro de la tendencia o por captar a los “early adopters” y a las nuevas generaciones. Seguro que veremos muy pronto sobre la mesa un brief donde se hable de reuniones y eventos en el metaverso. Y, con mayor seguridad todavía, veremos reuniones de presentación de estrategias digitales donde se proponga entrar en el metaverso, o incluso crear uno propio.
La burbuja crece, Meta se desploma en Bolsa y hasta Second Life resurgió de sus cenizas para sumarse a la ola (5). A modo de cierre, y como última reflexión crítica, dejo las propias palabras de Phillip Rosedale, uno de los fundadores del primer metaverso: “Temo que los errores de la Web 2.0, como la publicidad basada en la vigilancia llevada a cabo por empresas como Facebook, se trasladen al próximo paradigma de web.”
Pensemos muy bien a dónde queremos conducir la vida virtual para llevarlo mejor que la vida real.
Bibliografía:
1. https://www.unocero.com/noticias/metaverso-marcas-ropa/
2. https://www.marketingdirecto.com/digital-general/digital/pregunta-nadie-plantea-metaverso
3. https://www.criptonoticias.com/comunidad/adidas-llegara-metaverso-coleccion-nft-bored-ape-yatcht-club/
4. https://hitechglitz.com/spanish/descubri-por-que-los-avatares-del-metaverso-no-tienen-piernas/
5. https://www.businessinsider.es/second-life-recupera-fundadores-cara-metaverso-995939