Testimonios de Talento: Santiago Fernández Coego
Es 19 de diciembre de 2019, sobre las siete de la tarde. Estoy subido en el segundo avión del día, regresando a Madrid desde Palma de Mallorca, a donde volé por la mañana para defender mi trabajo de fin de Máster en la Universidad de la isla.
Son sensaciones extrañas. Con esfuerzo y una pizca de suerte, pude llevarlo a cabo en uno de los mejores laboratorios de Neurociencias de España, el Instituto Cajal de Madrid, y estoy tan feliz como aliviado de por fin haber dado por finalizados dos años intensos de estudio y experimentación. Aún así, también me doy cuenta de que esta vuelta a Madrid es también un trayecto hacia la incertidumbre.
Rechacé buscar becas para realizar una tesis doctoral por múltiples razones, tanto personales como profesionales. Diría que la carrera que estudié, Biología Sanitaria, fue preciosa y tremendamente interesante en todas sus formas, pero su intensa orientación a la investigación hizo que, al abandonarla, sintiese que me faltaba una dirección que seguir por primera vez en mi vida académica y profesional. Así que, aprovechando los primeros meses de 2020 y el confinamiento, decidí explorar qué más opciones había ahí fuera. Pensé en qué necesitaba en mi vida desde ese momento a 10 años, y destaqué tres cosas: un trabajo que me llene y me dé un
propósito, una carrera con proyección, y una vida estable en España.
La industria farmacéutica fue una de las primeras que se me pasaron por la cabeza, y contacté a varias personas que ya llevaban tiempo en la misma. “¿Dónde podría encajar en la empresa?”, “¿Cómo es el día a día?”, “¿Qué formación necesito para entrar?”, “¿A qué condiciones puedo aspirar?”… Éstas y otras preguntas me hicieron tener una primera imagen de la industria y cómo creía (y creo) que sería mi desarrollo en la misma.
Y francamente, lo tuve claro. De todas las secciones de la empresa, el departamento médico parecía el lugar adecuado para alguien con mi educación e inquietudes, ya sólo faltaba una formación específica que me diese las bases para acceder al sector. Tras revisar varios programas, llegué al Máster en Medical Affairs, Medical Advisor y MSL de Talento Farmacéutico. Lo primero que me llamó la atención fue
su metodología de clases, a través de charlas con ponentes de mucha experiencia en el sector, incluidos ex-ministros de Sanidad. También, me pareció muy atractivo el sistema de evaluación, mediante trabajos tanto individuales como en grupo, fomentando un ecosistema similar al
ambiente laboral. Y, lo que finalmente me hizo decidirme, fue el acceso a prácticas remuneradas durante un año en una empresa de primer nivel, lo que me permitía pagar gran parte del propio máster y, sobre todo, adquirir una experiencia de tremendo valor. Todo ello, junto a una muy alta tasa de empleabilidad, me hizo decidirme.
El proceso de selección fue, en pocas palabras, una buena simulación de lo que ahora mismo, año y medio después, estoy experimentando en la búsqueda de trabajo. Preparar CVs adaptados, preguntas concretas, explorarse en busca de fortalezas y áreas de mejora, y práctica y más práctica. Esa preparación se demostró necesaria en las intensas entrevistas con Miguel, en las que me resolvió dudas y me reafirmó muchas de las impresiones que tenía de Talento. Eso sí, al final de cada una me dio un buen set de consejos y feedback, el cual a día de hoy me sigue ayudando. Una vez seleccionado, comenzó el proceso de búsqueda de prácticas, que en mi caso Talento gestionó con rapidez. Apenas dos meses después estaba en tres procesos, y uno después, a finales de agosto, estaba empezando mis prácticas en el departamento médico de Bristol-Myers Squibb.
Ha sido un año de intenso trabajo, experiencias enriquecedoras y personas maravillosas. Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que tomé una buena decisión.
¡Muchas gracias a Talento por esta oportunidad!
Santi